jueves, 3 de septiembre de 2009

Adiós a las bolsas de plástico


Sí, es cierto que detrás de esta polémica medida hay grandes intereses comerciales. Es cierto que las cadenas de supermercados se ahorrarán unos cuantos milloncejos por dejar de regalar bolsas de plástico, pero sin duda se trata de una magnífica noticia. Una bolsa de plástico tarda 400 años en degradarse y su vida media es de 15 minutos. El CO2 emitido por su producción y su destrucción asciende a 441.000 toneladas sólo en España. Un escaso 10 % de esas bolsas llegan a las plantas de reciclaje y el resto, o en vertederos cuyo fin es una lenta degradación o incineración contaminante o en el medio ambiente. Así, son muchas las especies que se ven afectadas por la aparición de bolsas en su hábitat. Las tortugas las confunden con medusas y se las tragan, produciéndoles una lenta y penosa muerte. Pasos como este hacen que aún haya un resquicio de esperanza para que podamos salvar nuestro planeta. Si las razones son económicas pues bien. Quizá ese sea el futuro de las acciones en materia de ecología por parte de los gobiernos. Seguro que pronto veremos cómo el ahorro económico de las administraciones en estos tiempos de crisis, se ve traducido en ahorro de energía y acciones que indirectamente beneficiarán a nuestro dañado medio ambiente.

Y ahora le toca al Ártico


Parece ser que el eco mediático es mayor si lo dice, como en este caso, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. El ártico se está derritiendo, y ya tenemos un plazo para la desaparición total de los hielos perpétuos, el año 2030. En un post anterior ya hablamos de que Groenlandia está sufriendo la misma suerte, pero que la ONU lo anuncie de manera oficial es algo relativamente nuevo. Los que ahora rondamos la treintena, si tenemos salud lo viviremos, pero ¿qué reacciones en cadena conlleva algo tan grave como el deshielo polar?. No ocurre lo mismo que con Groenlandia, ya que el hielo de esta isla está sobre tierra y al fundirse en el mar haría subir el nivel de las aguas. En el caso del ártico, se trata de hielo flotante, mar helado. Las consecuencias para el medio ambiente y la biodiversidad son devastadoras, todos sufriremos las consecuencias. Aún así, hay quien se frota las manos ante esta catástrofe, como por ejemplo las grandes empresas de transporte marítimo, que ven una nueva ruta a través del norte sin tener que pasar por el canal de Panamá, con el ahorro de tiempo y dinero que conlleva. Las anteriores generaciones abusaron del planeta sin pensar en el daño que se le hacía. La clave está en la generación actual y en las dos futuras como mucho, tenemos en nuestra mano detener esta tendencia. Pero por mucho que los ciudadanos estemos concienciados, reciclemos, ahorremos energía y agua, etc. los que realmente tienen que apostar por dejar un planeta habitable y sostenible a nuestros hijos son los gobiernos. Las cartas están sobre la mesa y el hombre tiene la última mano contra la catástrofe.